Pero algo había cambiado...
En los últimos escalones, se empezaba a ver polvo... y el olor a pintura invadía cada vez más mi nariz...
Lo que vi es... fácil de explicar, pero difícil de describir.
Los profesores y su simple fuerza de voluntad, se entregaban con esfuerzo al lugar, arreglándolo, pintándolo, mejorándolo...
"Esto tendría que hacerlo el gobierno", pensé.
Verlos tan entregados, riendo y conversando mientras transpiraban, las pinturas chorreaban y el polvo provocaba estornudos, fue... conmovedor.
Pensé en sus sueldos, en el calor del día, en sus deseos, en su valioso tiempo invertido...
No era el sitio más saludable, biológicamente hablando. Un alérgico probablemente tendría que salir huyendo de ahí. Pero sí lo era a nivel psicológico, emocional.
Eran tareas desagradables, para un fin más que agradable.
"Esto es, sin más ni menos, amor al arte".
